¿Alguna vez habéis pensado cuando fue el momento en que os distéis cuenta de que las series son vuestra pasión? ¿cuál fue la primera en la que fuisteis conscientes de que os encanta ver ficción televisiva? Yo lo tengo más o menos claro y me apetece recordar esas series que fueron formando mi espíritu de seriéfila empedernida. Mis gustos han ido variando, aunque algunas de la lista siguen ocupando un lugar muy importante en el podio de mi corazón.
Para muchos de mi generación el punto de inflexión total lo marcó Perdidos, de la que hablaré en este post más adelante. Y sí, fue una serie que provocó un cambio importantísimo en la manera de ver series y que contribuyó en gran medida a que se generara el concepto de seriéfilo tal y como lo conocemos hoy. Pero en mi caso hubo otras series que tuvieron un impacto muy fuerte y terminaron de convertirme en una auténtica adicta a las series. Una vez veáis la lista creo que quedará claro que mi afición se convirtió en pasión sobre todo a las series que comenzaron entre mediados y finales de la primera década de los 2000.
Buffy Cazavampiros (1996-2003)
Es la primera serie a la que recuerdo engancharme de manera casi obsesiva. Como ya os he contado varias veces todo empezó cuando la emitían en verano en Canal + y al final acabó convirtiéndose en mi serie favorita de todos los tiempos. Aún hoy sigue siéndolo, aunque muchas series han vendos después. Pero ninguna es como esta. Con Buffy Cazavampiros sentí por primera vez la necesidad de comprarme una serie en DVD, para tenerla siempre que quisiera. Ya que esperar a que la emitieran a un horario decente parecía imposible. Hoy en día sigue siendo la única serie que tengo completa en DVD y cada vez que vuelvo a ella lo disfruto igual que la primera vez.
Angel (1999-2004)
Siempre hablo de Buffy Cazavampiros, pero no me olvido de su spin off, que también fue muy bueno. La historia de Angel como detective de casos sobrenaturales en Los Angeles me atrapó desde el minuto uno. Ofrecía una versión más adulta y oscura del Buffyverso y consiguió tener una identidad propia. Además me terminé de enganchar del todo a Buffy justo cuando en España se empezó a emitir Angel. Eso sí, a unas horas intempestivas, de madrugada y cuando les daba la gana. Lo que provocó que mi yo de 12 o 13 años se obligara a trasnochar para poder ver la serie. Eran tiempos difíciles para ver series antes de tener una conexión decente para descargar series o de que existieran páginas donde verlas online.
Perdidos (2004-2010)
Por supuesto mi yo adolescente no pudo escapar al fenómeno generado por esta serie. Cuando se estrenó aluciné y viví el fenómeno de manera muy fuerte. Perdidos llegó en un momento perfecto, en el que el que los foros y los blogs de Internet estaban en auge y surgió la combinación perfecta. Las teorías locas, las ganas de comentar la serie, los fanfics, los fanarts, estaban a la orden del día y cambiaron la forma en que vemos y comentamos las series. Un fenómeno masivo que no se volvió a repetir hasta la llegada de Juego de Tronos. Ahora las cosas son muy distintas y cuesta imaginar que, con tantísimas series, pueda repetirse algo así. Aunque he de reconocer que a mí no me dio tan fuerte con esta serie como a otros, Perdidos es una parte muy importante de mi historial seriéfilo. Y sí, yo también vi la emisión del capítulo final en Cuatro y el cuadro de comentaristas que analizaron el polémico final.
Héroes (2006-2010)
Un par de años después de Perdidos, llegó Héroes. Con su primera temporada se convirtió en un fenómeno de masas muy grande y me enganchó a niveles un poco obsesivos. Me encantaba cómo estaba contada, los personajes, la temática de super héroes desde un punto de vista menos típico, etc. Por un tiempo fue mi absoluta favorita y estaba enamorada de Peter Petrelli (Milo Ventimiglia). En esos meses algunos llegaron a decir que la serie superó a Perdidos, pero la magia se rompió rápido y a partir de la segunda temporada la serie se convirtió en un auténtico cuadro desastroso. Fue bonito mientras duró y esta fue la serie con la que empecé a participar de manera mucho más activa en foros, comentando todo lo que ocurría en cada episodio. Sobre todo en el foro de Todoseries, en el que conocí a gente con la que aú hoy tengo contacto.
Friday Night Lights (2006-2011)
Siempre le agradeceré a una muy buena amiga que me recomendara esta serie. Por alguna razón, aunque había oído hablar de ella, no le presté mucha atención. Pero un día me decidí gracias a su insistencia y se convirtió en una de las series más especiales que he visto nunca. Cuando me puse con ella, ya era bastante fanática de las series, pero esto solo lo confirmó. La historia del entrenador Taylor y los Panthers de Dillon es maravillosa y mi corazón de seriéfila tiene un hueco en Texas (forever).
Cómo conocí a vuestra madre (2005-2014)
Echando la vista atrás le veo más defectos que virtudes a esta serie, pero no voy a negar que durante unos años fue de mis favoritas. Disfrutaba mucho con Ted, Lily, Marshall, Robin y hasta con el petardo de Barney. Fue un happy place que se fue echando a perder. A algunos les indigna el final de Perdidos, pero el que más me ha dolido a mí es el de esta serie. No compro la manera en que nos lo contaron, esa forma de estirar el chicle hasta convertir Como conocí a vuestra madre en una serie absurda. Pero qué bien me lo pasé viéndola, teorizando sobre la madre y comentando cada episodio. Era de esas que esperaba con ganas cada semana y eso no lo cambia ese esperpento de final.
Glee (2009-2015)
Mis etapas de seriéfila se van dividiendo en diferentes obsesiones. Si la primer fue Buffy, seguida de Héroes, lo de Glee fue tremendo. Cuando vi el piloto allá por 2009 aluciné porque al fin había una serie que mezclaba dos de las cosas que más me gustan: historias de adolescentes y musicales. Y es que además la primera temporada fue muy buena, divertida, emotiva y original. El problema es que la serie se fue hundiendo año tras año con tramas cada vez más inexistentes y polémicas muy fuertes fuera de las cámaras. Se dice que el reparto de Glee está maldito y la verdad que es todo un poco cuadro. De hecho, años después siguen los escándalos, el más reciente el de Lea Michele y su comportamiento con algunos compañeros de la serie.
Skins (2007-2013)
No podía faltar la serie adolescente por excelencia de los años 2000. Seguramente ahora le encontraría detalles un poco rancios y pasados de rosca pero muchos de mi generación vimos en Skins algo innovador, salvaje, irreverente y único. Un fenómeno que nos hizo soportar horrores como esos capítulos especiales tan horribles que pretendían cerrar las historias de algunos de los personajes más míticos y solo lo empeoraron todo. En cualquier caso, Skins fue algo muy importante. Y de ella ha salido una interesante cantera de actores que hemos visto después tanto en cine como en televisión. Era una serie sobre adolescentes totalmente perdidos, al borde del abismo, llenos de dramas y momentos surrealistas. Me quedo con las dos primeras generaciones. Todo lo sucedido a partir de la 5ª temporada lo he olvidado casi por completo y mejor así.
Y después, más y más series…
Aquí termina este pequeño viaje atrás en el tiempo. Por supuesto desde entonces he visto muchísimas otras series, mis gustos se han ido modificando y algunas de mis absolutas favoritas todavía no habían llegado cuando comencé a ver series de manera más asidua. Pero gracias a estos títulos me interesé por la ficción televisiva de una manera más profunda y allanaron el camino para que luego descubriera títulos tan interesantes como The Good Wife, Mad Men, Breaking Bad o Juego de Tronos. Muchas de estas series las empecé más tarde, incluso cuando hacía años que habían acabado como A dos metros bajo tierra. El caso es que mi alma seriéfila se formó con los títulos de esta lista ¿Y vosotros, cuando os disteis cuenta de que sois seriéfilos?